20 de junio de 2013

Encuentro del Papa y el Arzobispo de Canterbury

El Papa Francisco recibió en la mañana del pasado 14 de junio al Primado de la Comunión Anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, con las mismas palabras con que Pablo VI acogió a su antecesor, Michael Ramsey, durante su histórica visita al Vaticano en 1966: “Sus pasos no resuenan en una casa extranjera ... Nos alegramos de abrirle las puertas y con ellas, el corazón... y de acogerle no como huésped o forastero, sino como conciudadano de los santos y de la familia de Dios”.

En su visita el Arzobispo iba acompañado por su esposa, Caroline, y por otros dos arzobispos anglicanos. Visitó la tumba de San Pedro en la Basilica Vaticana y se dirigió luego a rezar ante la tumba del Papa Juan Pablo II. Tras un encuentro con el Card. Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, el Arzobispo se reunió con el Papa en el Palacio Apostólico. Ambos tuvieron una conversación privada antes del encuentro público con las alocuciones de cada uno y de participar juntos en la celebración litúrgica de la oración de mediodía.


En camino hacia la unidad rezando y colaborando juntos


En su alocución, el Papa recordó que en la ceremonia de toma de posesión en la catedral de Canterbury, el arzobispo rezó por el nuevo Obispo de Roma, un gesto que el Papa le ha agradecido profundamente, añadiendo: “Pienso que habiendo iniciado nuestros respectivos ministerios a pocos días de distancia uno de otro, tendremos siempre un motivo particular para ayudarnos mutuamente rezando”.

“La historia de las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Roma —ha señalado el pontífice— es larga y compleja y no está exenta de momentos dolorosos. Sin embargo, las últimas décadas se han caracterizado por un camino de acercamiento y fraternidad, por el que debemos dar gracias a Dios”. De ese camino forman parte el diálogo teológico, gracias a los trabajos de la comisión internacional anglicana-católica y las relaciones de convivencia a la enseña del respeto mutuo y de la colaboración. “La solidez de esas relaciones —ha continuado el Papa— ha hecho posible mantener la ruta incluso cuando en el diálogo teológico han surgido dificultades mayores de las que se podían imaginar al principio del camino”.

Francisco ha manifestado al arzobispo su gratitud por el esfuerzo que ha hecho la Iglesia de Inglaterra para entender las razones que llevaron a Benedicto XVI a ofrecer “una estructura canónica capaz de responder a las exigencias de los grupos anglicanos que pidieron que se les recibiera, también de forma corporativa, en la Iglesia católica. Estoy seguro de que así será también posible conocer mejor y apreciar en el mundo católico las tradiciones espirituales litúrgicas y pastorales que constituyen el patrimonio anglicano”.

El Papa ha subrayado que el encuentro de hoy es una ocasión para recordar que el compromiso de la unidad entre los cristianos “no se deriva de razones de orden práctico sino de la voluntad misma del Señor Jesucristo que nos ha hecho hermanos suyos e hijos de un único Padre. De ahí que la oración que rezamos juntos sea de importancia fundamental”.

La oración acentuará el compromiso hacia la unidad que se expresará en la colaboración en diversos ámbitos de la vida diaria como “el testimonio de la referencia a Dios y a la promoción de los valores cristianos ante una sociedad que parece poner en tela de juicio algunas de las bases de la convivencia, como el respeto por la sacralidad de la vida humana o la solidez del instituto de la familia fundada en el matrimonio”. Y también el compromiso “por una mayor justicia social, por un sistema económico que se ponga al servicio del ser humano y en ventaja del bien común...el dar voz al grito de los pobres para que no sean abandonados a la ley de una economía que parece a veces considerar al ser humano sólo como un consumidor”.

“Sé que Vuestra Gracia —ha afirmado el Santo Padre— es particularmente sensible a estas temáticas, en las que compartimos muchas ideas. También estoy al corriente de su compromiso para favorecer la reconciliación y la resolución de los conflictos entre las naciones. A este propósito, junto al arzobispo Nichols [el arzobispo católico de Westminster n.d.r.], Usted ha pedido a las autoridades que encuentren una solución pacífica del conflicto sirio, que garantice también la seguridad de toda la población, incluidas las minorías, entre las que se encuentran las antiguas comunidades cristianas locales. Como Usted ha evidenciado, nosotros los cristianos llevamos la paz y la gracia como un tesoro para donar al mundo, pero estos dones pueden dar fruto solamente cuando los cristianos viven y trabajan juntos en armonía. Será así más fácil contribuir a construir relaciones de respeto y convivencia pacífica con los que pertenecen a otras tradiciones religiosas y también con los no creyentes”.

“La unidad que anhelamos sinceramente —ha finalizado el Papa— es un don que viene de lo alto y se funda en nuestra comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo... Que el Padre misericordioso escuche las oraciones que le dirigimos juntos”.


Testimoniar la unidad, manifestar el amor de Cristo


El Arzobispo Welby, por su parte, elogió el esfuerzo realizado por los papas y arzobispos de Canterbury durante los últimos cincuenta años para acercar cada vez más a la Iglesia católica romana y la Comunión Anglicana. Honrando la costumbre de los últimos arzobispos al visitar el Vaticano, el Primado Anglicano llevaba en su mano el año episcopal que el Papa Pablo VI entregó al Arzobispo Ramsey en 1966, y que se conserva en el Palacio de Lambeth, sede del primado, como símbolo de amor fraterno y compromiso en vistas a la reconciliación de las dos familias eclesiales.

En su alocución, el Arzobispo Welby manifestó al Papa su convicción de que ambos debían promover “los frutos de nuestro diálogo”. Y agregó: “Con nuestros hermanos obispos, debemos dar expresión a nuestra unidad en la fe por medio de la oración y la evangelización. Sólo en la medida en que el mundo vea cristianos creciendo visiblemente en unidad, aceptará por medio de nosotros el mensaje divino de paz y reconciliación”.

Tanto el Arzobispo como el Papa reconocieron que las diferencias entre católicos y anglicanos han causado mucho dolor en el pasado y podrían presentar serios desafíos en el futuro. Pero el Arzobispo enfatizó que un firme fundamento de amistad hará posible un diálogo sincero sobre esas diferencias.

Al sugerir otras areas de interés común, el Arzobispo de Canterbury habló de la necesidad de que los cristianos manifiesten el amor de Cristo, que es don de sí mismo, en la hospitalidad y el amor por los pobres. “Debemos amar a quienes buscan enfrentarnos, y amar sobre todo a los que son dejados de lado —naciones enteras incluso— por las crisis presentes a lo largo y ancho del mundo. Además, incluso mientras estamos hablando, nuestros hermanos y nuestras hermanas en Cristo sufren terriblemente a causa de la violencia, la opresión y la guerra, por malos gobiernos y sistemas económicos injustos. Si no somos nosotros sus defensores en nombre de Cristo —concluyó el Arzobispo—, ¿quién lo será?”.



Fuente: Vatican Information Service (14.06.2013) y sitio web del Arzobispo de Canterbury.